El malestar en el sector con una serie de protestas inició el 10 de enero cuando el Gobierno provincial encabezado por María Eugenia Vidal anunció el cierre de tres salas de juego entre ellas la de Mar de Ajó.
Además se llamó a licitación pública para el control y administración de 3860 máquinas de juego que forman parte de siete casinos en la provincia, entre ellos el Central y el del Hotel Hermitage, de Mar del Plata, que funcionan en territorio bonaerense.
Roberto Paez, Secretario General del Sindicato de Maestranza hablo de la movilizaciones y la molestia por el cierre de los tres casinos que pone en riesgo la estabilidad laboral de los trabajadores que tendrían que trasaladarse en el caso de Mar de Ajó 100 kilómetros por día hasta Pinamar.
«Los casinos lo que dan son beneficios, y el año pasado dieron 2150 millones de pesos por las máquinas tragamonedas y 550 millones de pesos por el paño, hay rentabilidad, lo que si hay que plantear es el tema de cooparticipación» destacó
Paez acotó que si el argumento de la medida es luchar contra la adicción al juego y ludopatía la gobernadora tiene una visión parcial del asunto porque «en Mar de Ajó y Necochea hay bingo y de acuerdo a las estadísticas de los centros de rehabilitación de ludopatía del gobierno provincial el 85 % de los ludopatas son producto de los bingos».
“Estamos bastante inquietos los empleados locales y todos porque nos involucra a todos los empleados de casinos, nos aseguran que hay continuidad laboral en el casino próximo que es Pinamar a 50 kilómetros, pero tenemos compañeros que estan radicados en la localidad hace 13 años, y tendrían que volver a su casino de origen en Mar del Plata o Tigre, y significa un transtorno terrible tener que volver y dejar su familia y todo lo que han armado en La Costa” manifestaba una empleada del casino en una movilización anterior.
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