• 31 julio, 2025

Regresaron al mar a pingüino que fue llevado a Córdoba como mascota

Fueron 15 los pingüinos magallánicos (Spheniscus magellanicus), que regresaron al mar durante la mañana del martes 14 de mayo luego de ser rescatados en distintos puntos del Partido de la Costa y rehabilitados en la Fundación Mundo Marino por presentar diversos niveles de desnutrición.

Uno de los 15 pingüinos fue víctima del mascotismo, tras ser encontrado en las playas de Miramar por una familia cordobesa y llevado a la ciudad de Santa Rosa de Calamuchita, en Córdoba, a mediados de febrero de este año. De la ciudad costera hasta la ciudad cordobesa, el animal recorrió más de 1100 kilómetros en un auto.

Estos rescates fueron posibles gracias al trabajo coordinado junto a otras organizaciones: la Fundación Ecológica Pinamar; Rescate Verdemar, de Villa Gesell; y la Policía Ambiental de la provincia de Córdoba.

La situación pudo revertirse gracias a la denuncia de los vecinos. A partir de la cual, la Policía Ambiental de Córdoba rescató al pingüino el pasado martes 12 marzo, y lo asistió con personal especializado. Según informó ese organismo provincial el pingüino estuvo expuesto al consumo de pescados de río y agua dulce y al contacto con animales domésticos. Recién el sábado 16 de marzo el animal pudo arribar a las instalaciones del Centro de Rescate y Rehabilitación de la Fundación Mundo Marino.

Una vez arribado a la institución San Clementina, fue examinado por un equipo interdisciplinario de técnicos, biólogos y veterinarios que constataron la debilidad de su cuadro clínico.

“Llegó con un cuadro de anemia y deshidratación por el tipo de alimentación al que estuvo expuesto. Como todo pingüino que ingresa desnutrido, primero se los hidrata y luego se los alimenta con pescado sólido o una fórmula de pescado procesado. En ambos casos, a través del alimento les suministramos vitaminas para estabilizarlos y que recuperen progresivamente su peso normal”, explica Sergio Rodríguez Heredia, biólogo y jefe del Centro de Rescate y Rehabilitación de la Fundación Mundo Marino.

El «pingüino cordobés», además, había llegado con un cuadro de viruela aviar, una enfermedad producida por un virus que es de aparición común en otras especies de aves y que se manifiesta en lesiones cutáneas en formas de verrugas en las áreas sin plumas. La aparición de esta enfermedad está relacionada con el debilitamiento del sistema inmunológico, lo que en este caso en particular podría estar vinculado a la situación de alto estrés a la que estuvo sometido.

A cada uno de los pingüinos, durante el proceso de rehabilitación, se les colocó un microchip subcutáneo en la zona interescapular para poder ser identificados y recibir un tratamiento individualizado. Además, cada microchip posee una numeración específica del centro donde fue asistido, que podrá ser reconocido por otro centro de rescate en caso de hallar al mismo animal en el futuro.

Desde la Fundación Mundo Marino recordaron que el pingüino magallánico es una especie catalogada como “casi amenazada” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Son aves migratorias que de septiembre a marzo nidifican y se reproducen en la Patagonia argentina y, a partir de marzo, comienzan un proceso migratorio que llega hasta el sur de Brasil. Es en ese proceso migratorio que algunos animales no logran encontrar alimento suficiente y salen a nuestras costas con distintos niveles de desnutrición.

“Esta especie es gregaria, por lo que si aparece sola es de por sí un mal síntoma. Por eso es que se reintroducen en grupo y no de manera solitaria. Lo más importante aquí es concientizar a la población de que estos animales no son mascotas. Además del daño que les podemos generar, los animales silvestres también pueden transmitir enfermedades infecciosas al ser humano”, agrega Rodríguez Heredia.

Por último, el biólogo de la Fundación Mundo Marino explica un dato importante respecto a estas aves marinas y su alimentación: “a diferencia de lo que ocurre con los seres humanos, obtienen el agua a partir del alimento sólido, y ese alimento debe ser el propio de su especie.

En el caso del pingüino magallánico, su alimento natural es la anchoita, un pez de mar. Para filtrar la sal, esta especie posee, como también tienen otras aves marinas, unas glándulas especiales denominadas “glándulas de la sal”, en la zona de sus ojos. Estos órganos cumplen una función complementaria a los riñones y corren el riesgo de atrofiarse cuando al animal se lo expone al consumo de pescados de río y agua dulce, como ocurrió con el pingüino incautado en Córdoba”.

Fuente: Prensa Fundación Mundo Marino

Video: TVC5 Noticias

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