A partir de la asunción de la actual administración, el valor de Salario Mínimo Vital y Móvil que se había fijado para el mes de diciembre quedó absolutamente por debajo del aumento de precios del 25,5% de ese mes, según refleja el Informe sobre la evolución del Salario Mínimo, Vital y Móvil del Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA) de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA).
“Pero, a su vez, cuando tardíamente se convocó al Consejo de Salario resultó claro que no había pretensiones por parte del gobierno de recuperar el poder de compra perdido sino, por el contrario, profundizar la caída”, remarca.
La Secretaría de Trabajo definió allí una suba total de 30% en tramos, que llevó el salario mínimo a $ 202.800 desde el mes de marzo. De este modo, entre noviembre de 2023 y el mes en curso, este salario aumentó nominalmente 38,9% frente a una inflación que puede estimarse en más de 110%. Se consumó así en pocos meses una reducción real de 34,1%.
Dadas las reducciones previas que ya habían tenido lugar, en abril de 2024 el poder adquisitivo del salario mínimo se ubica 44,7% por debajo del nivel que tenía en noviembre de 2019, al final del gobierno de Cambiemos, y 57,7% por debajo del de noviembre de 2015.
El informe recuerda además que, dado que el incremento de precios ha sido recientemente más alto para los alimentos que para el resto de los bienes y servicios, la pérdida de poder de compra del salario mínimo resulta mayor cuando se contabiliza exclusivamente en alimentos: -51,7% respecto de noviembre de 2019 y – 63,0% respecto del mismo mes de 2015.
Si no hubiese tenido lugar la pérdida de poder de compra del salario mínimo sucedida desde fines de 2015 a la fecha, en el actual mes de abril este salario hubiese sido de casi $ 480.000. Tan grande es el retroceso que el valor real se ubica incluso por debajo del nivel de 2001/2002.
También en la comparación con las líneas de pobreza y de indigencia se evidencia el retroceso histórico. En abril el salario mínimo sólo alcanzó para adquirir poco más de la mitad de la canasta básica de alimentos que define la línea de indigencia para una familia tipo y menos de un cuarto de la canasta de pobreza, relaciones solo comparables al peor momento de la crisis tras el estallido del régimen de convertibilidad.
Fuente Política Argentina