
La protección animal es una causa que ha ganado relevancia en los últimos años, y el maltrato hacia los caballos utilizados para la tracción a sangre es uno de los aspectos más visibles y polémicos de esta problemática. Carlos Rial, exasesor del HCD del Partido de La Costa y militante de la UCR, ha impulsado un proyecto de ordenanza para prohibir esta práctica en el distrito. A través de sus redes sociales, busca sensibilizar a la población publicando videos con imágenes impactantes de maltrato animal, algunas de las cuales no corresponden al lugar que pretende legislar. Esto abre una discusión sobre los límites éticos en el uso de recursos audiovisuales para generar conciencia social.
Ver el video:
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El deber del Estado: más allá de las campañas
El Estado tiene una responsabilidad central en la erradicación del maltrato animal. Su rol no solo debe limitarse a la legislación, sino también a la implementación de políticas efectivas que garanticen la protección y bienestar de los animales. La prohibición de la tracción a sangre, aunque necesaria, debe acompañarse de medidas concretas, como la creación de programas de sustitución de esta práctica. Esto podría incluir el apoyo a las personas que dependen de estos medios, ofreciéndoles alternativas laborales y acceso a transporte motorizado sostenible.
El control del maltrato animal requiere de voluntad política, recursos para su aplicación y, sobre todo, un enfoque ético y pedagógico. Esto implica no solo sancionar, sino también educar y sensibilizar a la población para que comprenda el impacto del maltrato en los animales y en la sociedad.
¿Es válido sensibilizar con imágenes ajenas?
La publicación de videos o imágenes impactantes que no son representativos del lugar que se busca sensibilizar genera un dilema ético. Por un lado, estas imágenes tienen la capacidad de generar reacciones inmediatas, movilizar a la sociedad y poner el tema en el centro del debate. Sin embargo, también pueden desacreditar la causa si se perciben como una manipulación o exageración de la realidad.
En este caso, es necesario preguntarse: ¿es justo mostrar una situación extrema ocurrida en otro contexto para sensibilizar sobre un problema local? Si bien el objetivo de Rial es válido y urgente, usar imágenes externas podría desviar la atención hacia la procedencia del material, en lugar de enfocar el debate en la situación real del Partido de La Costa. La sensibilización debe basarse en hechos locales, con testimonios y evidencia que reflejen la realidad de la región, ya que esto refuerza la credibilidad del mensaje y fomenta un cambio genuino.
El poder de la empatía bien dirigida
La clave para sensibilizar radica en generar empatía sin perder de vista la verdad. Las campañas de protección animal pueden ser impactantes, pero deben estar ancladas en la realidad que pretenden transformar. Las imágenes o testimonios reales de caballos en situación de maltrato en La Costa serían herramientas mucho más efectivas y éticas para respaldar el proyecto de Rial.
El fin no siempre justifica los medios, y en la protección animal, como en cualquier causa social, es fundamental mantener una ética intachable para no comprometer la legitimidad del movimiento. El Partido de La Costa tiene una oportunidad histórica de liderar un cambio en el trato hacia los animales, y esto debe lograrse con propuestas claras, basadas en evidencia y respaldadas por la población.
En conclusión, el Estado no puede delegar su responsabilidad de legislar y actuar frente al maltrato animal. Pero los activistas y militantes como Carlos Rial tienen la misión de alinear su activismo con la verdad local para fortalecer la causa. La prohibición de la tracción a sangre no es solo un paso hacia la modernidad, sino una declaración ética sobre el tipo de sociedad que queremos construir.