El auto de Miguel Angel Gómez fue encontrado el 16 de noviembre en un camino de tierra de 143 y 511. Estaba en el asiento trasero, envuelto en una colcha y atado con corbatas que, se descubrió luego, eran suyas. Tenía puñaladas y quemaduras.

Mucho se especuló en relación al homicidio del abogado oriundo de La Costa, Miguel Angel Gómez (66), hace poco más de un mes, por la saña con la que lo mataron y la multiplicidad de hipótesis que se barajaron desde un principio. Una de las pocas cuestiones que se daban por ciertas era que en la noche del 15 de noviembre pasado el profesional había salido de su casa de City Bell con rumbo desconocidos, pero los investigadores no estaban tan seguros de eso.

Trabajaron sobre esa duda y finalmente detuvieron a la mujer de Gómez, una vez que los peritos confirmaron el hallazgo de sangre lavada en las paredes, el piso y las almohadas de la casa y establecieron que el teléfono del abogado nunca se movió de allí, informaron fuentes oficiales.

Marina Paola Irala, de 39 años, fue detenida en la casa de sus padres, en la localidad de El Jagüel (partido de Esteban Echevarría). La fiscal Virginia Bravo la indagó, pero Irala se negó a hablar.

La hipótesis más fuerte es que la mujer mató al abogado después de reducirlo y torturarlo en la vivienda que compartían con la hija de ambos, de 2 años; que cargó el cuerpo en el auto de Gómez y lo abandonó en un camino de tierra de Hernández. También se presume que nada de esto pudo hacerlo sola.

El cuerpo de Gómez fue encontrado a las 8 de la mañana del 16 de noviembre, después de que alguien llamó al 911 para avisar que un auto Volkswagen Gol blanco estorbaba la circulación en 143 y 511. El coche tenía parcialmente quemada la parte delantera. Y en el asiento trasero estaba el cadáver del abogado, envuelto en un cubrecamas, atado con corbatas, siete cortes en el cuello, la cara, tórax y el cráneo, un fuerte golpe y una bolsa en la cabeza.

Por la multiplicidad de lesiones la autopsia no pudo identificar la causa exacta de la muerte, pero sí detectó que, antes de que se produjera, la víctima fue torturada y quemado con agua hirviendo, estando desnuda. Los peritos concluyeron, además, que era poco probable que eso hubiera pasado en el sitio del hallazgo.

Detectives del gabinete de Homicidios de la CDI se hicieron cargo de la investigación, buscando cámaras, testigos y reconstruyendo la vida del abogado con el aporte de allegados y familiares, entre ellos cuatro hijos que tenía de un matrimonio anterior, y de Irala, su actual pareja.

Allegados a la causa comentaron que la mujer tenía actitudes “sospechosas”, porque “se contradecía en sus dichos y se veía nerviosa ante cada entrevista de la Policía, más por la diligencia que por la pérdida de su marido”.

 

La pista de las corbatas y el cubrecama

La pesquisa se enfocó directamente en ella cuando familiares de Gómez reconocieron las corbatas con las que estaba atado y el cubrecamas con que envolvieron el cuerpo: “Eran de la casa del abogado”, completó un pesquisa.

Si Gómez salió de su domicilio de 464 y 16 antes de que lo mataran, ¿cómo accedieron los asesinos a esos elementos?

Haciendo pie en esa pregunta la justicia ordenó vigilancias y seguimientos encubiertos a Irala, en los que los detectives advirtieron que a la mujer la visitaban hombres que, “por la forma con la que se manejaban, aparentaban ser más que simples conocidos”, reveló un allegado a la causa.

Dos días después del hallazgo del cuerpo los hijos de la víctima fueron a su casa de City Bell para retirar documentación que necesitaban para el sepelio y notaron que en el dormitorio principal habían movido los muebles. También les llamó la atención unas pequeñas manchas rojizas en el piso y signos de que había sido lavado con un producto “potente”, comentaron las fuentes.

Con este dato, la fiscalía pidió allanar la propiedad y realizar un peritaje de luminol, que no sólo confirmó que los rastros que vieron los hijos eran de sangre, si no que encontró manchas más grandes en la pared. Al igual que las otras, habían sido lavadas.

Fuente: ElDia.com

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