Alfredo Di Stéfano, el argentino que se convirtió en una leyenda del fútbol, murió a los 88 años en el hospital Gregorio Marañón, de Madrid, tras haber sufrido el sábado pasado un paro cardiorrespiratorio, según infomó oficialmente Real Madrid.
La Saeta Rubia sufrió el severo cuadro cardíaco un día después de cumplir años, cuando se sintió mal tras almorzar con su familia y amigos a la salida de un restaurante situado a 400 metros del estadio Santiago Bernabéu, el mismo que presenció sus grandes hazañas en la gloriosa época merengue de fines de los años 50 y principios de los 60.
Una Leyenda del fútbol
Di Stéfano fue una de las grandes leyendas del fútbol. Ganó cinco Copas de Europa y ocho ligas españolas con Real Madrid, y en total anotó 789 goles en 1.090 partidos.
Don Alfredo jugó con las selecciones de la Argentina y España, aunque no llegó a disputar un Mundial. También fue cuatro veces campeón del fútbol colombiano con Millonarios, donde integró un legendario plantel denominado el «Ballet Azul», y se coronó en dos ocasiones en Argentina con River.
El Madrid lo nombró presidente honorario en 2000, y seis años después le puso su nombre a su centro de entrenamientos, donde le hicieron una estatua.
La Saeta Rubia cuenta con un currículum extraodinario y con un llamativo faltante: nunca jugó un Mundial. Ni para la Argentina, ni para España. Di Stéfano jugó en las dos selecciones. Pero la decisión argentina de no participar en los mundiales de Brasil 1950 y Suiza 1954, la no clasificación de España en Suecia 1958 y una lesión en Chile 1962, le impidieron al ex River ser figura en una Copa del Mundo.
A pesar de ello, la FIFA y la Federación Internacional de Estadísticas (IFFHS) coincidieron en que Di Stéfano es uno de los mejores cinco jugadores del siglo XX, junto a Pelé, Johan Cruyff, Franz Beckenbauer y Diego Maradona. Sin embargo, lejos de reconocer ese privilegio, la Saeta aseguraba que el mejor jugador que vio en su vida fue el máximo goleador histórico de Independiente: Arsenio Erico. «Yo sólo he sido un pequeño imitador», decía el argentino criado en el barrio de Barracas.