«Sólo por hoy», «un día a la vez» es el lema principal que pregona Alcohólicos Anónimos a sus miembros.
No dan a los alcohólicos la motivación inicial para recuperarse, ni tratan de persuadir a los alcohólicos para que se hagan miembros. No vigilan ni tratan de controlar a sus miembros. Tampoco hacen pronósticos ni diagnósticos médicos ni psicológicos. No proveen servicios de desintoxicación ni de enfermería. Y menos aún son una «liga antialcohólica».
A veces es mejor conocer a alguien o algo por su costado negativo. Y que lo positivo esté por descubrirse.
Es lo que pasa con Alcohólicos Anónimos (AA), una comunidad de enfermos alcohólicos, no lucrativa, espiritual, que realiza reuniones entre sus miembros con el fin de ayudarse mutuamente para abandonar el alcoholismo mediante terapia de grupo, y que ya ayudó a recuperarse a más de seis millones de personas en todo el mundo, desde su fundación en 1935.
«Concentramos la energía en evitar la borrachera del día de hoy; de mañana nos ocuparemos cuando llegue», aseguró a Infobae el licenciado en Psicología Carlos De Marco, quien además es máster en drogadependencia y psicólogo social.
«El 40% de los accidentes de tránsito en el país se producen bajo los efectos del alcohol, así como el 80% de los asesinatos y el 80% de los suicidios -destacó el especialista-. La franja etaria de los 15 a los 25 años es la de mayor riesgo en suicidología. En un año se multiplicaron por cien los suicidios en esa edad por esta causa. Entre el 2,5 y el 4% de la población adulta tienen problemas relacionados con el abuso de alcohol y otras sustancias tóxicas«.
Lo que se encara es un proceso de restitución subjetiva, donde quienes participan se sientan nuevamente personas; y puedan reinsertarse tanto en la sociedad, familia e instituciones a las que pertenecían y de las que se quedaron afuera.
El alcoholismo no tiene cura, lo que se busca es el mantenimiento de la abstinencia y la recuperación de la persona de todos los factores protectores que alguna vez tuvo y los perdió a causa del alcohol (familia, iglesia, trabajo, amigos, etc).
Organizado en 12 pasos, el programa de recuperación abarca desde «la admisión de la enfermedad; reconocer que la persona ya no maneja al alcohol»-según señaló De Marco-, pasando por la búsqueda de la espiritualidad, hasta el último, que propone «transmitir la experiencia a otro alcohólico que está sufriendo».
Uno por uno, son:
1- Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.
2- Llegamos a creer que un Poder superior a nosotros mismos podría devolvernos el sano juicio.
3- Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como nosotros lo concebimos.
4- Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.
5- Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos, y ante otro ser humano, la
naturaleza exacta de nuestros defectos.
6- Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de nuestros defectos.
7- Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.
8- Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.
9- Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros.
10- Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitíamos inmediatamente.
11- Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto consciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.
12- Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tratamos de llevar el mensaje a los alcohólicos y de practicar estos principios en todos nuestros asuntos.
Fuente: Infobae