Cuerpos blancos de los recién llegados y figuras bronceadas se ven siempre en la época veraniega. ¿Dónde encontrar algo nuevo? En los elementos que acompañan a la gente cerca del mar.
En un artículo anterior de DiarioNoticiasWeb (DNW) hicimos referencia a productos clásicos de playa (baldes, palas, rastrillos) y a otros que se ven por la adicción social a la tecnología (teléfonos celulares, tablets, netbooks). Hoy, para complementar esa nota, haremos foco en un objeto que siempre aparece sobre la arena pero que, año tras año, acompaña modas y refleja algunas evoluciones: la pelota.
Al recorrer este año las playas del Partido de La Costa no aparecen grandes novedades en relación a diseños y tamaños de pelotas pero sí se puede confirmar que, por excelencia, la pelota gastada de cuero sigue liderando las elecciones de los veraneantes: ella es la que asegura varios “picaditos playeros”.
A la hora del fútbol también aparecen otras alternativas, a menudo más rústicas y livianas que las pelotas de cuero.
Las pelotas de vóley y algunas de rugby también aparecen entre las preferidas de los jóvenes, mientras que los más pequeños se divierten con pelotas de estampado infantil. En el mar, muchos niños suelen entretenerse con pelotas de tamaño medio y grande que flotan en el agua.
Otros clásicos que nunca faltan son las pelotas para paleta y las coloridas pelotitas de plástico incluidas en los kits de bowling para chicos.
Los más nostálgicos, por otra parte, mantienen el entusiasmo por el juego que invita a atrapar una pelota similar a las de tenis a través de una manopla con abrojos (pasatiempo que hizo furor hace varias temporadas), así como por el gira-ball o tenis orbital (juego que puede ser individual o con algún oponente, que desafía a pegarle a una pelota unida con hilo a un palo de altura variable). Siguen vigentes, asimismo, las pelotas gigantes de tenis, aprovechadas para partidos informales de vóley o, simplemente, para entretenerse sin reglas.
Al menos por ahora, no parece haberse puesto de moda una pelota en particular. De todas formas, habrá que prestar atención a las próximas semanas porque nunca se sabe cuándo puede aparecer una pelota capaz de transformarse en la estrella del verano.