La actriz y conductora radial habló con Camilo García en RadioNoticiasWeb (RNW) y se refirió a su ya célebre enfrentamiento con el periodista Eduardo Feinmann, a quien calificó como un “personaje nefasto”.
Malena Pichot siempre logra que su humor y sus opiniones no pasen desapercibidos. Cuando se enfrentó cara a cara con Eduardo Feinmann en un programa de televisión, se produjo un encuentro entre dos visiones de la vida totalmente diferentes que dejó mucha tela para cortar.
Entrevistada por Camilo García en “A viva voz”, Pichot reflexionó sobre aquella nota: “Te juro que es real: a mí, Feinmann me hace reír. Cuando hice la nota con él, decidí no hablar en serio porque todo lo que dice el tipo no me parece serio. No iba a legitimar nada lo que él diga con una respuesta seria. Y me reí de verdad en la nota, todo me parecía ridículo. Esa es la única forma de desactivar a ese tipo de personajes nefastos: cuando no te los tomás en serio, ganás”.
La comediante insistió: “Para mí, Feinmann ya no es un periodista serio, es un tipo que dice barbaridades para provocar y que se pelea con adolescentes. Al blanquear tanto ese personaje, se cavó la fosa a sí mismo, ahora es medio un payaso”.
Consultada acerca de qué siente cuando es atacada por su humor y debe explicarlo, la actriz se lamentó: “Yo soy muy boluda, no tendría que explicar tanto cuando me atacan. Pero bueno, es muy difícil y raro que te ataque mucha gente”.
Recién llegada de una gira teatral y ya reincorporada a Nacional Rock, Malena recordó cómo empezaron a desarrollarse su feminismo y su interés por analizar el discurso de las publicidades:
“Mi feminismo nace gracias a (Juan) Gujis. Estaba viendo ‘El Show Creativo’ cuando tenía unos 12 años y pasaron una publicidad de toallitas de otro país, donde había una escena de un crimen y mucha sangre. Una mujer misteriosa sacaba una toallita, la ponía sobre la sangre y la sangre desaparecía. Entonces desaparecía también la escena del crimen y ella se escapaba: era como darle una vuelta distinta a las publicidades de toallitas. Yo dije ‘Ah claro, se pueden contar de otra manera las cosas’. Y desde ese momento empecé a anotar las ridiculeces que suceden en las publicidades y el lugar que ocupa la mujer en la publicidad, que siempre es en la cocina y el baño”, señaló.