El papa Francisco permitirá a los sacerdotes que absuelvan «el pecado de aborto a quienes lo hayan practicado y estén arrepentidos de corazón», durante el Jubileo de la Misericordia -que comienza el próximo 8 de diciembre y se celebrará hasta el 20 de noviembre de 2016-, medida que según el cura villero «Pepe» Di Paola «acerca la iglesia a la gente, como siempre predicó el santo padre».
«Este es el camino que siempre predicó Francisco, pero que está tomando en cuenta este año de la Misericordia una necesidad de la gente que se acerca y se anima a buscar el perdón. Eso hace posible una reconciliación real, porque la persona puede ir directamente a la capilla o parroquia de su barrio y vuelve a su casa con tranquilidad y paz», explicó a Télam el padre José María «Pepe» Di Paola, de la parroquia San Juan Bosco de villa La Carcova, partido bonaerense de San Martín.
El cura villero celebró la medida tomada por Francisco y destacó que gracias a ella «la gente podrá tener la certeza de encontrar lo que anhela su corazón sin hacer trámites burocráticos».
«No nos sorprende para nada esta decisión, sólo se trata de poner en el trabajo de la iglesia del mundo lo que ya se practicaba aquí. Francisco es intérprete de la gente, que necesita una iglesia próxima y no lejana», afirmó.
Por su parte, el padre Javier Klajner, párroco de Madre de Dios, del barrio porteño de Villa Lugano, recordó que «en la Argentina siempre pudimos otorgar el perdón a quienes abortaron y se arrepintieron».
«Estoy en Madre de Dios desde hace muchos años y nuestro obispo, que en ese momento era Jorge Bergoglio, nos dio desde siempre la licencia para hacerlo», enfatizó.
El padre y cura villero consideró que «a partir de ahora, muchas personas que no lo sabían se ponen en conocimiento de esta realidad, y que se visualicen estas cosas es muy valioso».
«Mucho de lo que se plantea a nivel mundial ya se venía practicando en Buenos Aires. Nosotros trabajamos con muchas mujeres o chicas que llegaron al aborto en circunstancias particulares y que con el tiempo tomaron conciencia de lo que hicieron, y uno está allí para acompañarlas», apuntó.
La medida anunciada por Francisco se desprende de una carta enviada al presidente del Pontificio Consejo para la promoción de la Nueva Evangelización, Rino Fisichella, encargado de organizar el Año Santo extraordinario convocado por el pontífice y publicado hoy por la oficina de prensa del Vaticano.
Según la doctrina católica, el aborto es un pecado grave que comporta excomunión y un sacerdote sólo podía absolverlo por orden de un obispo o del pontífice: «El perdón de Dios no se puede negar a todo el que se haya arrepentido», dice la premisa de Francisco.
«Por eso he decidido conceder a todos los sacerdotes para el Año jubilar, no obstante cualquier cuestión contraria, la facultad de absolver del pecado del aborto a quienes lo han practicado y arrepentidos de corazón piden por ello perdón», señaló el Papa.
Francisco afirmó que «uno de los graves problemas de nuestro tiempo es la modificación de la relación con la vida» y que «algunos viven el drama del aborto con una consciencia superficial, casi sin darse cuenta del gravísimo mal que comporta un acto de ese tipo».
«Pienso, de forma especial, en todas las mujeres que han recurrido al aborto. Conozco bien los condicionamientos que las condujeron a esa decisión», escribió Francisco, según reprodujo la agencia EFE.
La carta continúa: «Sé que es un drama existencial y moral. He encontrado a muchas mujeres que llevaban en su corazón una cicatriz por esa elección sufrida y dolorosa. Lo sucedido es profundamente injusto; sin embargo, sólo el hecho de comprenderlo en su verdad puede consentir no perder la esperanza».
Francisco indicó a los sacerdotes que «se deben preparar para esta gran tarea sabiendo conjugar palabras de genuina acogida con una reflexión que ayude a comprender el pecado cometido, e indicar un itinerario de conversión».
«Para vivir y obtener la indulgencia los fieles están llamados a realizar una breve peregrinación hacia la Puerta Santa, abierta en cada catedral o en las iglesias establecidas por el obispo diocesano y en las cuatro basílicas papales en Roma, como signo del deseo profundo de auténtica conversión», agregó.
Y completó: «Se pueda ganar la indulgencia en los santuarios donde se abra la Puerta de la Misericordia y en las iglesias que tradicionalmente se identifican como Jubilares».