Durante la pandemia y en época de redes sociales se registraron varios «avistamientos» de extrañas luces sobrevolando los cielos de nuestro país y el mundo. El fenómeno OVNI es históricamente de interés para los seres humanos, desde aquellos que aseguran su existencia, a los que dudan y los que niegan rotundamente, sienten curiosidad por una temática tan polémica como taquillera.
Es por eso que desde Diario Noticias Web, compartimos esta investigación de Mercedes Casas, con aportes de Silvia Pérez Simondini y gentileza de Damían Perez, expertos argentinos en la materia.
Relatos sobre el Roswell Argentino:

Se lo conoció como el Roswell Argentino. Sin embargo sucedió en Bolivia, más precisamente en el Cerro El Zaire a las 16:30 del sábado 6 de mayo de 1978. Se escuchó un fuerte retumbar similar al que hace un relámpago o fogonazo, que pudo ser visto a 150 km junto a una gran explosión, que hicieron estallar todos los vidrios, que fue sentida en muchas localidades. Muchos pobladores pensaron en un terremoto entre La Mármora, y en la frontera con el noroeste de la Argentina.
Desde las localidades salteñas de Orán, Tartagal, Aguas Blancas y Colonia Santa Rosa que distan a 250 km, escucharon la explosión y sintieron el sacudón y vieron la luz de la explosión la luz dicen que encegueció a muchos en un radio de 150 km.
Según cuentan las cronicas, un objeto se estrelló en las cercanías, más precisamente en el Cerro El Zaire que se encuentra en el departamento boliviano de Tarija, lindante con Salta. En otro cerro denominado El Cabildo, a escasos 30 km del sector del impacto, se encontraban haciendo trabajos tres mineros, pertenecientes al Banco Minero de Bolivia, con sede en La Paz. Con ellos se hallaba el agente del servicio de inteligencia de la frontera, Juan Hurtado, quienes fueron testigos de la caída y declararon en forma terminante:
“Todos quedamos inmóviles y aterrorizados ante la presencia de un artefacto metálico muy extraño que pasó silbando sobre nuestras cabezas, a escasos 90 metros de altura, calculo. De conformación cilíndrica, sumamente brillante, y de unos 4 metros de diámetro y más alto que ancho, terminaba en forma cónica. Siguió su trayectoria mientras despedía un humo azulado, perfectamente visible por su parte posterior, hasta que se estrelló violentamente contra el cerro El Zaire”. Agregaron: “El fogonazo e inmediata explosión fueron tan tremendos que nos hicieron arrojar al suelo y en ese momento tembló toda la Tierra. Un operador de la oficina nacional de Tarija, Mario Puca, jura que desde el día hay interferencia en todas las comunicaciones”.
Algunos testigos dicen haber observado en dos oportunidades un segundo objeto que seguía de cerca al artefacto caído. Luego del suceso, llegaron los científicos de la NASA y el área fue cercada.
La zona fue declarada zona militar por los militares bolivianos. El 14 de mayo llegó un ingeniero de la NASA. La identidad del científico se mantuvo en reserva y se supo que estuvo acompañada por funcionarios de la embajada de los Estados Unidos en Bolivia, junto con los cuales se abocó al estudio del objeto estrellado en el monte El Zaire.
El 18 de mayo aterrizó en la base aérea de Tarija un avión Turbohélice Hércules de la USAF. En esa aeronave, además de la tripulación, arribaron el coronel Simmons y el mayor John Heide, recibidos por el comandante de la base boliviana, el coronel Jorge Molina. Los restos recuperados, fueron llevados a la base para ser cargados en el este avión, para partir directamente a Estados Unidos.
Todas las actuaciones documentales, se elevaron a oficinas de La Paz, Bolivia, información lograda por la investigadora Silvia Pérez Simondini cuando se hizo presente en la Base Aérea de Tarija y fue atendida por el Jefe de la misma.
Mientras que varios integrantes de la Gendarmería Nacional, apostados en puestos fronterizos, declararon haber escuchado una fuerte explosión, un muy buen número de pobladores de la zona, así como diferentes trabajadores especializados, presentes aquel día en Tarija, describieron, cada uno a su manera, lo que vivieron en el momento del incidente.
Tomás de la Torre, director de la Escuela Nº 7 de Candadito Chico: ”El sábado, alrededor de las 17, cuando los chicos se aprestaban a abandonar la escuela, se sintió la fuerte explosión, y se observó en dirección noroeste una extensa estela de humo que permaneció en el espacio por varios minutos, lo vimos todos”.
Jesús Ordóñez Carrique, criador de ovejas de La Mármora, narró “vi en el cielo un enorme objeto ovoidal acerado, brillante, que despedía una gruesa estela de humo, y luego se escuchó la gran explosión que ocasionó que se desbandaran los animales para no volver a encontrarlo».
Celestino Guayra Fernández, vecino de La Mármora indicó que, tras ver el paso de un “plato volador” (así lo definió él), «tuve la impresión de que uno de los cerros de la cadena montañosa que surca La Mámora entraría en erupción debido a la violencia de la explosión».
Matías Saravia, intendente de Los Toldos: ”Yo no ví nada, pero gente de allí me contó que vio pasar algo del tamaño de una pelota de fútbol que poco después explotó dejando escapar una alta columna de humo grisáceo…”.
David Abay, jefe de mantenimiento del aserradero Treserres, en Orán, dijo que escuchó la explosión y luego los empleados del aserradero, situado a 2 km de allí, contaron que cerca de las 17.30 vieron pasar un artefacto volando en forma horizontal en dirección SE-NO, hacia Los Toldos, dejando una estela de luces rojizoazuladas. Poco después escucharon la explosión.
Encarnación Chanque, pastora de un caserío llamado Tierra Floja relató que en el momento de ocurrir la explosión, había sentido una sensación como de corriente eléctrica que le atravesaba el cuerpo de abajo hacia arriba y que había sentido gran temor.
María Guayra, vecina de La Mámora: declaró que su esposo recibió algo como una descarga eléctrica que lo inmovilizó por un tiempo.