• 29 octubre, 2025

Una tragedia que vuelve a interpelar la Ruta 11: un corredor esencial para los costeros que exige cambios

El accidente fatal ocurrido recientemente en la Ruta 11, entre Santa Clara del Mar y Mar del Plata, reaviva un interrogante que late entre los vecinos de la Costa: ¿cómo garantizar que esta ruta vital para nuestra vida cotidiana no vuelva a cobrar una víctima?

Para quienes vivimos en localidades costeras, la Ruta 11 no es solo una vía de tránsito: es el camino hacia el hospital, el centro urbano, los estudios, los servicios especializados y el nexo obligado con Mar del Plata. Cualquier falla en ese corredor repercute en la economía local, el turismo, la salud y la educación. Por eso este tramo es tan estratégico como delicado.

El debate necesario:

— Diseño vial que “no admite errores”

Expertos y especialistas han alertado que en este tipo de rutas el menor desvío o distracción puede ser fatal. Columnas metálicas sin resguardos, obstáculos fijos muy cerca de la calzada y la ausencia de barreras en el cantero central son factores que aumentan el riesgo cuando el conductor se desvía siquiera unos metros.

— Un corredor económico, no una simple ruta

Para los pueblos de La Costa y localidades intermedias, este corredor es vital para el turismo y la conectividad. En temporada alta, la ruta se colma de viajeros que van y vienen entre los balnearios. Cualquier incidente genera embotellamientos, pérdidas de días de playa y perjuicios comerciales. No es exagerado decir: la Ruta 11 une destinos, sostiene economías y conecta comunidades.

Propuestas y acciones urgentes

  • Protecciones en el cantero central: instalar barreras metálicas robustas que amortigüen impactos cuando un vehículo cruza de carril.
  • Revisión de límites de velocidad: bajar la velocidad permitida en tramos críticos (60‑80 km/h), acompañada de controles reales y fotomultas.
  • Señalización clara y mantenimiento constante: con reflectores, líneas visibles y limpieza de banquinas para dar mayor margen de reacción.
  • Educación vial constante: campañas en escuelas, comunidades y medios locales para reforzar el respeto por las normas y evitar conductas arriesgadas.
  • Auditoría técnica integral del corredor: encargar estudios independientes que analicen diseños, accidentes pasados, flujos de tránsito y propongan obras adaptadas.

No alcanza con lamentar un hecho trágico: como sociedad, podemos exigir que la Ruta 11 deje de ser una ruleta rusa para quienes la usan. Cada kilómetro seguro no sólo salva una vida: permite que una familia viaje al hospital, que un comerciante reciba mercadería, que un turista descubra nuestras playas con confianza.

La infraestructura no es neutral. Un diseño pensado para la seguridad es un compromiso con la vida cotidiana de los costeros. Por eso, no basta con reparar: debemos repensar este corredor tan esencial con la urgencia que merece.

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