El agua del mar sirve para refrescarnos y chapotear, pero no es útil a la hora de bañarnos ni de lavar la ropa. En esta nota, las razones.

Por estos días, el agua es noticia en el Partido de La Costa. Por un lado, las altas temperaturas obligan a hidratarse de manera constante e invitan a permanecer largas horas entre las olas. Por otro, el deficiente servicio de agua potable que padecen los vecinos ha llevado a los políticos de la región a enfrentar el tema.

Agua de mar

Dado este panorama, en DiarioNoticiasWeb (DNW) nos adelantamos a los hechos y descartamos una práctica que, tal vez, alguno recomiende o intente a modo de solución provisoria: por más buena voluntad que uno tenga y el esfuerzo que haga, no hay chances de asearnos con shampoo y jabón en el mar. Tampoco podremos lavar nuestras prendas con la espuma de las olas.

No es que uno carezca de habilidades para la limpieza o busque excusas: simplemente, la composición de las sustancias impide la convivencia armónica entre los jabones y el agua salada.

Si bien existen fórmulas especiales para permitir, por ejemplo, que los marineros puedan usar detergentes y jabones, la mayoría de estos productos (esos que adquirimos para mantener a la suciedad alejada de nuestros organismos y  hogares) no logra hacer espuma, disolverse ni ser eficaz con agua de mar.

La explicación de los expertos alude a los componentes tanto del agua como del jabón, ya que en el océano hay una importante concentración de sal y, por su parte, las moléculas de los jabones comunes poseen átomos de sodio enlazados con ácidos grasos. Este choque, según la ciencia, hace que el jabón no cumpla por completo su finalidad higiénica ni pueda disolverse ya que no hay, en esas aguas ya saladas, espacio para más sodio.

En este artículo, en definitiva, otro motivo de por qué el agua potable es fundamental para toda sociedad: además de saciar nuestra sed y ayudarnos a mantener fresco el cuerpo, nos permite combatir la suciedad.

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