Claudio Silva y Richard Marin se encontraban embarcados el pasado miércoles 28 de octubre en aguas de la Bahía Samborombón, a la altura de San Clemente, cuando detectaron que el reptil quedó atrapado en sus redes. Enseguida dieron aviso a la Fundación Mundo Marino del hallazgo del animal y lo trasladaron hasta el Centro de Rescate.
Al arribar al centro de rescate, se observó que la tortuga tenía una gran cantidad de algas y organismos marinos invertebrados en su caparazón. Esto es consecuencia de que se encontraba en un estado de letargo compatible con la “brumación”, un mecanismo habitual en estos reptiles por el cual en vez de migrar hacia zonas más cálidas, hibernan en aguas frías y disminuyen su metabolismo para ahorrar energías. Al quedarse quietos durante largos períodos de tiempo son colonizadas por distintos tipos de organismos que permanecen adheridos a su escudo.
Este lunes 2 de noviembre luego de ser rescatada, regresó a su hábitat natural en San Clemente del Tuyú.
La tortuga cabezona es una especie que, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se encuentra “vulnerable”. Respecto a su origen, gran parte de las tortugas que llegan a nuestras latitudes provienen de las playas que se encuentran en el nordeste de Brasil.